Bajo las banderas de Borgoña
Españoles en la división SS valona de Léon Degrelle 1944-45
Erik Norling
Los últimos meses de la contienda, los más duros y sangrientos, un puñado de españoles sirvieron bajo las órdenes de Léon Degrelle portando el uniforme de las Waffen-SS europeas. Epopeya que muy pocos conocen y que salvará el honor de España ante la Historia.
Hubo cerca de 1.200 españoles en total combatiendo en todos los frentes, en la SS y en la Wehrmacht, en Italia y Francia, en Berlín y Pomerania, en Yugoslavia, en Hungría y Eslovaquia. Un importante número caerá en los postreros combates, oportunistas y desesperados, algunos, pero la mayoría idealistas dispuestos a defender a Europa. Desgraciadamente, tras la guerra, ni los divisionarios querían recordarlos (ellos no se quedaron) ni el régimen (empeñado en congraciarse con Washington) y fueron relegados al olvido.
Conforma otro de esos desconocidos episodios de la participación de españoles en la Cruzada contra el Comunismo durante la 2ª Guerra Mundial la aparición de una compañía de voluntarios españoles integrados en la 28. SS-Freiwilligen-Grenadier-Division WALLONIEN (en francés Wallonie) que comandaba el entonces Teniente Coronel de las Waffen-SS (SS-Obersturmbannführer) Léon Degrelle.(1).
Tras la retirada de la División Azul en 1943, y su sucesora Legión Azul en 1944, un nutrido grupo de españoles deciden proseguir el combate contra el Comunismo en las filas del ejército alemán. Es difícil calcular su número pero no es exagerado estimar en cerca de medio millar el número de voluntarios. Los encontramos en varios lugares de la geografía europea, en la Werhmacht (en los Cárpatos y los Balcanes) pero también en las Waffen-SS (mayormente en unidades antiterroristas en Francia donde sufrieron fuertes pérdidas). Al acercarse el final de la contienda, con la retirada de Francia ante el avance aliado, se decide aprobar la propuesta de Degrelle de agrupar a estos españoles en su división valona. Esta unidad se había convertido, en esos últimos meses, en un comodín donde podían enviar los reclutadores de las Waffen-SS restos de voluntarios rusos blancos, franceses, flamencos incluso, italianos y ahora españoles.
El encargado de contactar con los españoles fue un belga nacionalizado español, Antonio Alfonso Van Horembeke, que había participado en la Guerra Civil y que al estallar la guerra contra Rusia decidió alistarse nuevamente. Combatió en las filas de la Wallonien en Estonia y entabló contacto con Degrelle a través de un suboficial valón, Paul Kehren, que había también estado en España durante la guerra. Degrelle inmediatamente aceptó la idea y le encargó esta misión. Van Horembeke se entrevistó con el SS-Ostuf. (Teniente Primero) Luis García Valdajos, un vallisoletano de 26 años que había combatido en la Guerra Civil donde ascendió hasta Teniente provisional y en la División Azul, aunque fuera como simple recluta. García Valdajos estuvo destinado como oficial en las compañías españolas antiterroristas durante 1944 y sin servicio activo desde la retirada de éstas al caer Francia asignado a las oficinas centrales (SS-Hauptamt) de Berlín. En septiembre o principios de octubre de 1944 se entrevistaba García Valdajos en el Hotel Adlon de la capital del Reich con Léon Degrelle, que le convence para incorporarse en su división. El primero de noviembre es la fecha de incorporación oficial a la unidad. (2).
La compañía española.
Junto a Kehren y Van Horembeke, García Valdajos viajarán a diversos lugares donde había españoles dispuestos a alistarse, convirtiéndose pronto García Valdajos en el comandante de facto de la operación de reclutamiento. En sus memorias Van Horembeke narra que “tras varios viajes a Austria alternados con otros a otros lugares del territorio alemán, conseguimos formar dentro de la División walona una unidad casi independiente y mandada exclusivamente por españoles.” (3) A finales de noviembre de ese año el primer contingente de voluntarios españoles estaba dispuesto y concentrado en los cuarteles de los valones en Breslau (la actual Wroclaw polaca). Se trataba de cerca de un centenar de hombres, muchos de ello antiguos divisionarios a cuyo mando estaba el SS-Ostuf García Valdajos. En las memorias del SS-Sturmbannführer (Comandante) belga Franz Hellebaut, que era el máximo oficial de carrera en la división y verdadero organizador de la división, la llegada de estos españoles es destacada, aunque no aporta nada sobre su participación. Escribe Hellebaut sobre los españoles que a finales de 1944 “el batallón del 70 vio llegar a un centenar largo de antiguos combatientes de la División Azul que Degrelle había descubierto en Viena y que había invitado a unirse a sus borgoñones habiendo recibido permiso para formar una tercera compañía.” (4).
Como oficial de enlace con los mandos belgas estaba el SS-Ustuf. (Alférez) Rudi Bal que comandó un tiempo una sección de la disuelta por falta de efectivos 2ª Cia y que hablaba español al haber vivido en Argentina. Caería en combate el 6 de marzo al frente de sus hombres. García Valdajos, que no entraría en combate y que su misión era más de organización, no seguiría a sus hombres cuando fueron comandados al frente a finales de enero de 1945 quedándose en Remagen, hizo que éste oficial belga comandase de facto a los españoles las próximas semanas. (5)
Se decidió que los españoles formarían parte del único batallón existente del 70 Regimiento de infantería SS de la división -en la nomenclatura militar I/70- a cuyo mando estaba el SS-Hstuf (Capitán) Robert Denie. Los efectivos españoles, dado que podían cubrir los efectivos de una compañía (por aquella época las compañías ya se formaban con menos de un centenar de hombres a diferencia de los 160 que se exigía al principio de la guerra) se les incluyó como la 3ª del batallón.
Sin embargo, antes de entrar en combate y mientras recibían instrucción, un grupo de voluntarios italianos - emigrantes residentes en Bélgica y trabajadores italianos en Alemania alistados en la división de Degrelle- obtuvieron permiso para viajar a Italia e incorporarse en las Waffen-SS italianas. Junto a esta treintena de italianos una decena de españoles al mando del SS-Oscha Camargo y el SS-Uscha Martínez también les seguirán y servirán en la 29. Waffen Grenadier División d. Waffen-SS (Italiana nº 1) los últimos meses de la guerra, pero esta es otra historia...
La batalla de Stargard.
A finales de enero de 1945 los escasos efectivos de la Wallonie (apenas un regimiento reforzado) se desplazan por tren hacia Pomerania para detener mediante una desesperada contraofensiva el irremediable avance ruso que amenazaba con arrollar las débiles defensas alemanas al norte de Berlín. El dos de febrero desembarcan en Stettin (la actual Szcezin polaca), al norte de Stargard, donde se desarrollará una de las más sangrientas batallas de la guerra con la participación de la casi totalidad de los voluntarios europeos de las Waffen-SS. Allí se concentrarán a los holandeses, a los flamencos, a los escandinavos de la Nordland, y a los españoles y valones además de otros voluntarios europeos. Durante un mes largo combatirán codo a codo contra el Comunismo en primera línea en lo que se ha denominado la batalla de Arnswalde.(6)
A Stettin fueron llegando nuevos contingentes de españoles hasta completar la 3ª Cia, que sería íntegramente española, e incluso una sección independiente que sería agregada a la 1ª Cia del SS-Ustuf valón Albert Steiver. Desgraciadamente los españoles llegaban sin armamento y hubo algunos con escasa preparación militar -estima este oficial que unos 20- por lo que se estimó más conveniente devolverlos a su origen. Las memorias inéditas de este oficial (bautizadas expresivamente Krüssow - 1945 “...Wallons... et espagnols!”) nos servirán para seguir los pasos de la creación de esta unidad. Dado que el SS-Hstuf Denie estaba ausente Steiver asumió el mando del batallón y la misión de organizar a los españoles debiendo hacer una larga marcha de 35 kilómetros hasta Stargard para llegar a sus posiciones.
Al frente de las tres secciones que componía la unidad estaban los SS-Oscha (Sargento 1º) La Fuente y Lorenzo Ocaña a los que no se les convalidó sus rangos de oficial en las Waffen-SS. Como comandante en funciones de la compañía estaba el SS-Oscha español Botet, al mismo tiempo jefe de la 1ª sección. Otros oficiales y suboficiales españoles en esta compañía, aunque tampoco con el rango, estaba Pedro Zabala, Cabrejas, el brigada Juan Pinar y algunos más así como Van Horembeke que reincorporó tras cumplir su misión de recogida de voluntarios. En total calcula en sus memorias Steiver que llegaron unos 260 hombres a Stettin, aunque parece ser una cifra excesiva en unos momentos en que los combatientes valones en esa zona del frente apenas si superaban el millar de hombres. Los efectivos españoles permitieron que se constituyera una cuarta sección de españoles al mando del Sargento Abel Ardoos (el propio Steiver reconoce que el apellido puede estar erróneamente escrito pudiendo ser Ardoz). Fueron equipados con ametralladoras pesadas, caza-carros, y hasta una cocina de campaña, algo muy apreciado por entonces.(7).
La cuarta sección, comandada por el ya entrado en edad Ardoos y que “poseía algunas nociones de francés y alemán” -recuerda Steiver- fue agregada como unidad de apoyo a la 1ª Cia de Steiver durante los combates de febrero-marzo en la batalla de Stargard, combatiendo en las líneas de defensa de los alrededores de la ciudad. El relato del oficial valón es revelador del coraje y bravura que mostraron los españoles en primera línea, en pleno invierno, destruyendo tanques enemigos, con patrullas temerarias, deteniendo una y otra vez a las hordas rojas:
“Las patrullas de españoles, no siempre muy discretas y sobre todo de una temeridad excesiva -solían ir más allá de las órdenes recibidas- tuvieron numerosos heridos” y las bajas se multiplicaban nos dice Steiver, “los españoles se lanzaron al asalto en la noche, creyendo que encontrarían a Iván dormido, pero éste, por el contrario, los recibió con granadas y fuego de los Kalashnikov. Resultado, dos muertos - que a duras penas pudieron traer a las líneas propias- y tres heridos graves...” En otro episodio los españoles, con los panzerfaust (bazokas) en mano, avanzaron contra un grupo de T-34 soviéticos destruyendo uno, alcanzando a otro y haciéndoles retirarse.
Hacia Berlín.
El 4 de marzo se abandonaba Stargard, los últimos en proteger a las masas de civiles en retirada y a las tropas que se replegaban, fueron los valones y españoles. 28 días de combates, cuerpo a cuerpo, en los que los españoles estarían en determinado momentos asignados junto a la 1ª Cia a la división SS FRUNDSBERG. Las pérdidas de los españoles sería cercana al 90% en su corta estancia en el frente con la Wallonie.(8) Una cifra que seguramente sería similar en la 3ª Cia, la española, que estaba en la misma zona del frente. La escasa documentación que tenemos hoy sobre los voluntarios españoles no nos permite conocer los nombres de estos caídos españoles pero su número debió de ser elevado. Al mismo tiempo que el I/70 era disuelto y sus últimos hombres capaces de luchar transferidos a otros unidades de la división -que ya apenas si era un batallón reforzado- los españoles recibían la orden de abandonar a los valones.
Los mismos oficiales valones desconocen la fecha ni las razones por la que se ordenó la retirada de las secciones españolas de la división pero se materializó hacia primeros de marzo aprovechando que las unidades del III Cuerpo Germánico de las SS se replegaba hacia Berlín. De esta manera la SS Wallonie debió ceder de sus mermadas unidades a los españoles que se encaminaron hacia la capital del Reich donde participarían muchos de ellos en la última batalla defendiendo el bunquer de la Cancillería, también junto a centenares de otros voluntarios europeos encuadrados en el mítico SS Einsatzgruppe Ezquerra.(9).
León Degrelle apenas si hizo mención pública de la participación de estos españoles en su unidad, y cuando lo hizo siempre intentó ensalzar su participación, incluso si ello no fuera absolutamente correcto desde un punto de vista histórico. Una de estas ocasiones la encontramos en una entrevista concedida en 1969 al diario madrileño Arriba donde ante la pregunta sobre si tuvo españoles bajo su mando respondió:
“Mandé un grupo al final de la guerra. Unos mil. Hice un batallón y les mandé hasta el último día de la guerra. El día que se acabó la guerra les mandé en dirección a los americanos, siguiendo el curso del río Wesser. No se que fue de ellos. Algunos se debieron perder en la bifurcación a Berlín. Lo que sí sé es que el día que murió Hitler había españoles en el búnquer.” (10).
No todos los españoles de la Wallonie fueron apartados de la unidad, algunos desperdigados en los pelotones de la misma combatirían hasta el final, en mayo, bajo las banderas de los borgoñones. Con ellos finalizaba una epopeya que merece constar en los anales de la historia militar española y que nos muestra una vez más la hermandad de armas entre españoles y valones, el vínculo de sangre que unía a Degrelle con España. Cuando todos traicionaban sus ideales unos pocos combatían contra unas fuerzas superiores, como Degrelle y sus borgoñones España también estuvo presente en este combate final por la Libertad de Europa. Su divisa, como la del cerca del medio millón de voluntarios europeos de las Waffen-SS, fue:
¡Nuestro Honor se llama fidelidad!
"Benditos seáis, hijos de Europa, porque disteis vuestra sangre
en la lucha mas justa y heroica de todos los tiempos.”
NOTAS:
(1) Existe escasa documentación sobre los españoles en las Waffen-SS en general, a excepción de los trabajos de investigación del profesor Carlos Caballero, El batallón fantasma. Españoles en la Wehrmacht y Waffen-SS 1944-45, Alicante, C.E.H.R.E., 1987, necesitada de una completa ampliación y corrección. Lo que se propuso con su artículo “Los últimos de los últimos. El Batallón fantasma”, en la revista Defensa, extra nº 53, mayo 1999. Con documentación, pero un estilo menos académico, a cargo del conocido historiador divisionario Luis Vadillo, Los irreductibles, Madrid, 1998. Las memorias de Ocaña, oficial en la Wallonie, transcritas por Moisés Puente en Yo muerto en Rusia. Memorias del Alférez Ocaña, Madrid, 1954, no contienen información precisa sobre su paso por esta unidad dedicándole más al periodo de cautividad en la URSS.
2) Ficha militar de Luis García Valdajos, Consejo de Guerra en España, marzo 1947 y Expediente militar en las SS del SS-Ostuf García Valdajos, NARA (Washington) A3343-RS-B5052. Hemos tenido acceso por primera vez a este expediente que nos ayudará a reconstruir la historia de este desconocido e importante a la vez oficial español de las Waffen-SS.
3) Memoires Van Horembeke, p. 3, inédito, Archivo Eddy De Bruyne. En castellano y no completas.
4) Memorias de Hellebaut sobre las campañas de Estonia y Pomerania, cit. en un informe sobre las memorias de Albert Steiver, Correspondencia Abel Delannoy 7-X-1988. Copia en poder del autor.
5) Legion Belge Wallonie. Historique, p. 104, “Les Editions du Téméraire” aunque se trata de un manuscrito mecanografiado por veteranos de la unidad, no editado públicamente. No es correcto, pues, lo que narra Van Horembeke en sus memorias cuando dice que “al causar alta en la División Valona recuperaron la graduación que habían tenido en la División Azul.”, p. 3, op.cit. La muerte de Rudi Bal nos ha privado, desgraciadamente, de más información sobre la participación de los españoles.
6) Degrelle apenas si puede dar datos precisos en sus memorias (La Campaña de Rusia, Barcelona, Luis de Caralt, 1951) de este primer periodo pues estuvo alejado del frente durante varias jornadas decisivas. El mejor relato de esta batalla: Jean Mabire, División Wallonie sur le Baltique 1944-1945, París, Les Presses de la cité, 1989.
7) Correspondencia Van Leeuw-Steiver, agosto 1985. Copia en poder del autor. Algunos oficiales de la unidad ponen en duda que se alcanzara los efectivos estimados por Steiver. Así Abel Delannoy, jefe de sección en el I/70, estima que fueron alrededor del centenar y que ya estaban con ellos en Hannover como 3ª Cia. Correspondencia Delannoy-Van Leeuw, 29-03-1989, en poder del autor.
8) Estimación de Steiver, correspondencia Van Leeuw-Steiver, agosto 1985. Copia en poder del autor.
9) Las memorias de este oficial español son las más conocidas por el público en general, Berlín a vida o muerte, la última edición a cargo de Ediciones García Hispán, Alicante, 1997.
10) Entrevista a Léon Degrelle realizada por Pedro Rodríguez, ARRIBA 10-XII-1969, Repr. En REX, nº 3, 1999, p.26.
|